Con la llegada del calor, a todos nos da por cuidarnos un poquito más. Comienza ese síndrome que acompaña al sol y que se denomina “Operación biquini”. Una operación que pasa por una avalancha de dietas milagro, sesiones de gimnasio en plan intensivo y algún que otro enfrentamiento con el armario del verano anterior. Sin embargo nos centramos en un solo objetivo, tener una figura más esbelta para esos meses de menos ropa, dejando de lado otro –si cabe- mucho más importante: preparar a nuestro cuerpo no sólo para ese cambio de estación sino, además, para ese recorte de alimentación. Y como lo que bien empieza bien termina, lo mejor es plantearse desintoxicar nuestro cuerpo antes. Un proceso que no sólo permite un reseteo de nuestro organismo antes de cualquier dieta sino que, además, deberíamos realizar de cuando en cuando para poner a punto nuestro cuerpo.
Llevar a cabo una desintoxicación puntual de nuestro organismo ha de hacerse con el mismo cuidado que la elección de una dieta. Se trata de una limpieza, sí. Una que se dirige, fundamentalmente, a nuestros intestinos que pasan por ser el centro depurativo más importante de nuestro organismo. Un centro que se hace responsable, además, del estado de nuestra piel e, incluso, del brillo del pelo o de los ojos. Puestos a elegir entre las múltiples dietas depurativas y pasar por un par de días alimentándonos de manera distinta, lo suyo es elegir una que sepamos que no sólo es efectiva sino que además repercuta en positivo sin mermarnos sales minerales ni potasio –uno de los grandes aliados de nuestro cuerpo-. De ahí que la dieta de la uva sea la opción ganadora, no sólo por sus numerosas propiedades para purificar el cuerpo sino, además, porque ayuda a paliar la mala circulación y la retención de líquidos.
La dieta no sólo es muy sencilla sino, además, muy fácil de llevar. Dos días al mes dejaremos al margen cualquier otro alimento para alimentarnos únicamente a base de uvas. Eso sí, teniendo en cuenta dos aspectos muy importantes: esos dos días nunca serán seguidos y las uvas siempre con cáscara tanto si son en fruto como si son en zumo. No podemos olvidar que se trata de un alimento alto en azúcares naturales y que, a pesar del aparente ayuno, nos aportará toda la energía necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.