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Por inofensivo que pueda parecer, diariamente, recibimos innumerables agresiones invisibles que contaminan nuestro organismo. Unas que, además, se multiplican en la época estival: el incremento de la temperatura, la deshidratación que conlleva, una dieta desequilibrada, el cambio de horarios y de rutinas, etc. Por eso, con la “vuelta al cole”, toca plantearse darnos una tregua y mimarnos un poquito. Lo último para paliar todo ese descontrol veraniego: la electrolisis iónica, un método que nos permitirá reiniciar esta máquina viva que somos desintoxicándola de todos esos excesos cometidos y sufridos sin darnos cuenta.
El famoso “una mano al rojo, pie al azul” viene a ser parecido a lo que supone someterse a una sesión de desintoxicación iónica sólo que a efectos químicos. Por increíble que parezca, cada una de nuestras células sanas está compuesta por un 80% de iones negativos y un 20% de iones negativos. Una disposición ideal que no sólo es cuestión de proporciones sino, además, un aval de equilibrio para la asimilación de nutrientes y la eliminación de toxinas. La alimentación de hoy –con colorantes, conservantes y tratada con pesticidas-, algunos productos químicos –como el desodorante o los ambientadores- y la contaminación ambiental son algunos de los principales factores que hacen que nuestro organismo se vaya cargando de toxinas. Una acumulación que rompe, precisamente, ese equilibrio iónico tan aparentemente negativo que es fuente de salud.
La electrolisis iónica permite, precisamente, romper ese círculo vicioso acumulativo gracias a la aplicación de una corriente continua de frecuencia modulada que penetra a través de los más de 20.000 poros que componen la planta de los pies previamente humedecidos en un líquido salino que actúa como aconductor. Esta corriente permite romper las células de agua del organismo ayudando a neutralizar el exceso de iones positivos y regenerando el porcentaje mágico.
Reestablecer este orden orgánico no solo genera una limpieza interior sino que, además, cuenta con numerosas ventajas a medio plazo -como la pérdida de peso, la disminución de celulitis o la mejora de los niveles de energía- pero, además, encierra una fundamental: la eliminación de metales pesados y otras sustancias químicas que absorbemos en nuestro organismo.